Cómo abrazar el cambio para disfrutar más de la vida
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agosto 26, 2024Entre todas las cosas que recuerdo de mi madre, una de las que más destaca es su necesidad por hacer cosas. Cursos de cerámica, tejido, pintura… lo que fuere. Mi mamá se inscribía en distintas actividades, pero no para hacerse experta en alguna de estas materias o volverse una gran maestra en el arte de pintar vasijas, por ejemplo. Lo hacía para tener un espacio propio, donde convivir consigo misma, disfrutar de una actividad que fuese solo para ella.
En un mundo donde la productividad y el rendimiento a menudo se valoran por encima de todo, reservar tiempo para el disfrute individual puede parecer un lujo innecesario, o incluso un acto egoísta. Sin embargo, el disfrute personal es una parte fundamental del bienestar emocional y mental. Más que un simple pasatiempo, crear y proteger estos espacios de disfrute individual es esencial para nutrir nuestra salud integral.
El disfrute personal no se trata solo de entretenimiento o distracción; es un acto de autocuidado profundo. En la rutina diaria, las responsabilidades, el estrés y la ansiedad pueden acumularse, llevándonos a una sensación de agotamiento o desconexión.
Cuando dedicamos tiempo a actividades que nos brindan placer y satisfacción, estamos cultivando una relación más saludable y equilibrada con nosotros mismos. Estos momentos de disfrute nos permiten reconectar con lo que realmente nos hace sentir vivos y en paz.
Reservar espacios para el disfrute individual es un medio para reducir el estrés y prevenir el agotamiento. El estrés crónico tiene efectos devastadores en nuestra salud mental y física, y a menudo surge cuando nos descuidamos a nosotros mismos en favor de otras obligaciones. Al priorizar el tiempo para disfrutar, estamos enviando un mensaje claro a nuestro cuerpo y mente: «Merezco este tiempo para mí.» Este reconocimiento de nuestras necesidades no solo reduce los niveles de estrés, sino que también promueve una mayor resiliencia emocional, permitiéndonos enfrentar los desafíos diarios con una mentalidad más equilibrada.
Además, el disfrute individual nos permite explorar y fortalecer nuestra identidad personal. En la vorágine de las demandas externas, de lo que los otros esperan y hasta exigen de nuestra parte, podemos perder de vista quiénes somos realmente y qué nos apasiona. Al dedicar tiempo a actividades que nos gustan, como leer, pintar, ir al gimnasio, caminar, o simplemente disfrutar de una taza de té en silencio, nos reconectamos con nuestras preferencias y deseos más auténticos. Este acto de autoconocimiento es crucial para el desarrollo personal, ya que nos ayuda a mantener un sentido claro de quiénes somos, independientemente de las expectativas externas.
A personas que experimentan ansiedad o depresión se les recomienda que reintroduzcan actividades placenteras en su rutina. Estos pequeños actos de autocuidado pueden ser tremendamente poderosos en el proceso de sanación. El disfrute individual actúa como un ancla, una forma de volver a centrarse en lo que nos da alegría y propósito. Incluso en los momentos más difíciles, encontrar placer en pequeñas cosas puede ser un salvavidas emocional, un recordatorio de que aún hay cosas buenas en la vida.
Estoy segura de que mi mamá se encontró con personas que le llamaron egoísta o desconsiderada por reservar espacios para sí misma, sin incluir a su familia. Por eso me resulta importantísimo destacar que el disfrute individual es una necesidad, no un lujo. Todos necesitamos momentos de desconexión y recreación para recargar nuestras energías y mantener el equilibrio emocional. Sin estos espacios, corremos el riesgo de caer en el agotamiento, el estrés crónico y la desconexión emocional. Aprender a reconocer la importancia de estos momentos y a darles prioridad es un paso esencial hacia una vida más equilibrada y satisfactoria.
Crear espacio para el disfrute individual no siempre es fácil, especialmente en una cultura que a menudo glorifica la ocupación constante. “Mientras más cosas hago, más exitoso soy”.
Sin embargo, es fundamental recordar que cuidarnos a nosotros mismos no es egoísta ni una pérdida de tiempo, sino que es una necesidad. Hacer cosas por mero placer nos permite cultivar una relación de respeto y amor propio. Esto no solo mejora nuestra salud mental y emocional, sino que también nos capacita para ser más presentes y comprometidos en nuestras relaciones y responsabilidades.
Darnos permiso para disfrutar de la vida es un acto de autoafirmación, una declaración de que nuestras necesidades y deseos importan. Al hacer del disfrute una parte integral de nuestra vida, no solo estamos cuidando de nosotros mismos, sino también creando las condiciones necesarias para florecer en todas las áreas de nuestra existencia.
Si estás intentando conocerte mejor a ti mismo, saber en qué actividades podrías encontrar gozo y conexión con tu interior, lograr ese disfrute individual para encontrar significado en lo cotidiano y vivir de manera más plena y consciente, cuenta conmigo para acompañarte, explorando juntos tus experiencias y deseos.
Te espero con mucho cariño,
Claudia Girón
+1 (305) 778-6142